Cristian Reyes Herrera
Lejos quedaron los días del fervor popular antes de ir a las urnas y en donde se votaba por programas de gobierno, modelos económicos o proyectos de país. Este domingo se vivió una jornada de mero trámite, similar a la convicción que se tiene para elegir entre arroz o fideos para el almuerzo y chao, mañana ya es otro día. Esta es la historia no contada de un país con un electorado dormido, que en su mayoría no se inscribió para votar, o que si se inscribió fue a excusarse con carabineros, mientras que quienes finalmente llegaron a las urnas, lo hicieron obligados para evitar una multa. Todo sea para elegir al político de turno con más dinero para multicopiar su cara y ensuciar las calles de nuestra ciudad.
Más de 5 millones de chilenos no votaron por ninguno de los candidatos y son la auténtica primera mayoría del país.
A la luz de las estadísticas, el único resultado claro del “circo electoral” es que la primera fuerza política del país no son Piñera, ni Frei, ni la derecha, la concertación (que estan en franca decadencia), los díscolos o el Juntos Podemos . La principal fuerza política de Chile está constituída por los millones que ni siquiera se tomaron la molestia de inscribirse, los que no fueron a votar, o quienes si fueron, pero lo hicieron nulo, en blanco o solo por cumplir.
Por si no lo sabía, los verdaderos resultados de las elecciones son estos: Piñera 25% Frei 17% Meo 11% Arrate 3% No se inscribió o no votó por ninguno 44%.
¿Por qué?
Según el Instituto Nacional de Estadísticas, Chile tiene actualmente casi 17 millones de habitantes. De ellos, 11.880.507 tienen más de 18 años y pueden votar (la opinión de los menores de 18 años no les importa, los consideran lo grandes para meterlos a la cárcel si sacan un chocolate del supermercado, pero no para expresar su opinión). La historia no termina allí. ¿Sabía usted que de esos casi 12 millones, sólo 6.937.519 marcaron una preferencia en las urnas?. Por eso, cuando la TV le vende el cuento de que el 44,05% votó por Piñera, no significa realmente que el 44,05% del país apoya a Piñera. Se refieren solo al 44,05% de esos 6 millones y fracción de votos. Es decir, apenas 3.056.526 personas que votaron por él. Muy por debajo de los 5.026.106 compatriotas que no estuvieron “ni ahí” con este proceso y no se inscribieron, no votaron, o votaron nulo, en blanco, o escribiendo “pico pal que lee”. Por cierto varios fueron menos superficiales y escribieron en su voto “Asamblea constituyente”.
Los números son claros. La inmensa mayoría del país estaba más preocupada de que ya se venía el maldito lunes de vuelta al trabajo, la explotación y la rutina, las deudas por pagar al día siguiente, o que se acabara la ley seca, en vez de validar una democracia que mantiene las mismas leyes y constitución de la dictadura militar.
¿Y qué pasó en Antofagasta?
La cosa en Antofagasta no es muy diferente. Fíjese que según proyecciones oficiales del INE, Antofagasta tiene a la fecha 385.601 habitantes y aproximadamente 260.000 tienen edad de votar. No es facil decir si es vergonzoso o triste pensar que entre Manuel Rojas y Pedro Araya, los diputados “electos” anunciados con bombos y platillos, no alcanzan a sumar 60.000 votos (58.260 para ser más precisos). ¿Es justo entonces, decir que son legítimos representantes de los 385.000 habitantes de Antofagasta? ¿Conocen los antofagastinos algo más que sus caras con un fondo de plástico y sus vacías frases de campaña, tales como “en el corazón de la gente”?
Se los presentamos entonces, estimado lector. Manuel Rojas sacó la irrisoria cifra de 34.008 votos, es profesor de educación física y lleva 11 años en el parlamento, siendo “la voz” de los antofagastinos. Tal vez a sus colegas profesores no les agrade mucho saber que Rojas fue uno de los principales promotores de la odiada LGE, que permite que usted, que lee este artículo, tenga que pagar por la educación de sus hijos o si no tiene para pagar, asumir que recibirá una educación de pésima calidad, porque el dinero de la educación se lo llevan los sostenedores de colegios en vez de sus hijos y los maestros.
Su otro representante es Pedro Araya Guerrero, que con sus cómicos 24.282 votos también se repite el plato como “voz” de los Antofagastinos. En sus años como diputado le hemos visto presentar proyectos como el que disminuye la brecha de salarios entre hombres y mujeres o la que implementa la licencia de conducir con puntajes. Nada mal, pero de renacionalizar el cobre para que las riquezas de Chile, nuestras riquezas, las riquezas de usted, de su familia, no terminen enriqueciendo a especuladores de Australia o Inglaterra…nada. Se lo preguntamos directamente en el último debate y obtuvimos la clásica respuesta de un legislador. Una evasiva. De Manuel Rojas mejor no hablar, ni siquiera estuvo presente en el debate.
Varios medios coinciden en que las elecciones fueron "fomes" y no despiertan verdadero entusiasmo en las personas
A la luz de los auténticos resultados, que por cierto, los demás medios de Antofagasta omiten, nos quedan algunas interrogantes: ¿Se le puede llamar democracia a un sistema donde la participación del pueblo no va más allá del trámite de marcar un par de rayas cada 4 años? ¿Podemos considerar representativas unas elecciones donde la primera mayoría la constituyen precisamente los excluídos, quienes NO votaron? ¿Está realmente informada la ciudadanía respecto a quienes son los candidatos y sus propuestas? ¿A los jóvenes les convence realmente el sistema electoral? ¿Alguien, además de sus familias, votó por un candidato con auténtica convicción y no porque le regalaron una pelota de plástico, una caja familiar, un calendario o la más premisa del “voto útil”, “el voto castigo” o “el mal menor”?
Es menester un cambio, pero no de rostros. Es necesario un cambio profundo a la raíz del sistema institucional. Una nueva constitución que permita a la gente de a pie ser parte del proceso, que se rompa la exlusión política y que existan más y mejores medios informativos para que las elecciones sean algo más profundo que elegir al candidato del cartel más bonito o que le prometa lo mismo de siempre.
Por lo pronto, le invitamos ainformarse de verdad y puede contar con “La Alternativa” como medio de información. Nosotros no estamos aquí para limitarnos a mostrarle faranduleos, porcentajes irrelevantes que no resisten el menor análisis o adjuntar fotos de candidatos regalando sillas de ruedas. Estamos aquí para tener a los candidatos “cortitos” y que rindan cuentas. Estamos para entregarle a usted la verdad con datos duros y contrastados, la realidad misma, informando para la transformación social.
Fuente: L a Alternativa,Informando para la transformación social
http://www.laalternativa.org/?p=1739
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