Conciencia en el globalizado "día de las brujas"

Festival "Para todos, todo" 

Parque La Bandera, San Ramón, Santiago, domingo 31 de octubre 

Entrada libre

Cristóbal González 

Eran las seis de la tarde y el sorpresivo sol que acaloró a los santiaguinos este fin de semana seguía  lacerando a la gente en el mítico Parque La Bandera.  A la una de la tarde en punto habían comenzado las actividades que dieron forma a "Para todos, todo", el encuentro cultural gestionado y producido por la aguerrida banda nacional Sandino Rockers. La obra "La larga noche de los 500 años", de la compañía La Patriótico Interesante, dio inicio a la jornada, secundada por un pasacalle y un público que colmó ese sector del parque desde temprano: a las seis, la zona del evento se veía repleta con tres mil personas, pero ése fue el promedio de gente todo el día.

Sudaka Sound System y Juana Fe fueron algunas de las bandas que tocaron más temprano, alentando a los seguidores del rock mestizo, combativo y político que se dieron cita desde las primeras horas. Todo esto en forma paralela a los foros sobre contingencia social, simultáneos a actuaciones como las del rapero Subverso (en la foto). Se respiraba un ambiente de camaradería, de encuentro entre viejos amigos, de alegría y de emoción.

Escaso Aporte hizo bailar y saltar a la concurrencia con su mezcla de ska, rocksteady y rock. "La lucha es internacional", arengaba la banda ante una audiencia totalmente sintonizada. Siguió Pukutriñuke, una banda que impactó con su propuesta de rap-metal y que en sus letras hace referencia al mundo mapuche, a su historia, lucha y reivindicaciones. Fue una jornada de encuentro con ese rock que sí habla del entorno social, de la historia y de la actualidad, de las deudas con los pueblos pre-existentes, de los frágiles equilibrios medioambientales, de la realidad de la educación pública o del mundo laboral. Un evento que resultó un grito de necesaria conciencia en medio del globalizado "día de las brujas".

El momento quizás más esperado de la noche fue el show de Sandino Rockers, banda que durante el año realizó tres shows para financiar la producción técnica de este festival. "¿Qué ganan con esto?", preguntaba una chica esa tarde. Y la verdad es que ganan muchas cosas; centralmente, la satisfacción de brindar una señal inequívoca de vigencia y actualidad como banda y como movimiento cohesionado, capaz de sustentar algo tan grande como esto en forma autogestionada, sin depender de sellos, Gobierno ni municipio alguno.  En concordancia con su estilo e impronta militante.

"Quiero dedicar este show a mi papito que se fue en septiembre. Papito, aquí estamos, seguimos luchando", decía Roberto Figueroa, guitarrista y cantante de Sandino, en uno de los momentos más emotivos de un show que repasó temas de toda su discografía, como "Despierta", "Mi tierra" y "Babylonia caerá".

Con poder y calidad, fuerza y consecuencia, el de Sandino fue uno de los mejores shows de la jornada, una presentación de alto nivel y contenida en su duración. No sobrepasó los treinta minutos, lo cual habla mucho de la banda: financiar el festival no los hizo sentirse dueños del mismo y, al revés, hicieron un show muy similar en duración al de las otras bandas. El "pequeño ejército loco" dio pie a la presentación de los también luchadores de Tuplak La Brigada y al cierre con los demenciales e históricos rockeros de LaFloripondio.

"Yo vivo en el barrio, puño en alto, corazón abierto", reza el coro del tema "Puño en alto", de Sandino. Fue emocionante ver a tres mil personas coreando esa bella melodía en el histórico Parque La Bandera: uno de esos momentos irrepetibles en los cuales música, texto y entorno se hacen uno. Cuando la distancia entre discurso y actitud se evapora y uno percibe una consecuencia única, sostenida por la razón y también por el corazón.

Foto: Alejandro Martínez.

* Cristóbal González es periodista y músico, integrante de los grupos Santo Barrio y Gandjarvas.