miércoles, 3 de octubre de 2012

Por que no Presto el Voto

Por qué no presto el voto
Apoyando a Eloísa y sus compañeros de la ACES.
 
Durante las últimas semanas Eloísa González y la ACES han sido objeto de las críticas y descalificaciones de parte de casi todo el espectro político que presta soporte o se somete a la bastarda e ilegítima institucionalidad pinochetista. La sola mención de la posible “funa” a las elecciones municipales de octubre próximo ha gatillado declaraciones desde el gobierno( Chadwick), pasando por el Instituto Nacional de la Juventud(Luis Felipe San Martín) hasta los dirigentes de la Confech(Noam Titelman); la intervención de Eloísa en el acto conmemorativo por el 39 aniversario del golpe de estado fue vetada por el Partido Comunista, devenido en exponente de una especie de “sionismo revolucionario”, que les hace presumirse el “partido elegido” para la Revolución y calificar de “anticomunista” a cualquiera que se atreva a criticar desde la izquierda sus erráticas políticas.

Lo cierto es que el protagonismo de Eloísa es fruto de la fuerza del movimiento estudiantil secundario nucleado particularmente en torno a la ACES y de la consecuencia con que han abordado no solo la problemática de la educación sino también las reivindicaciones de los trabajadores (El apoyo a los trabajadores de Konecta, por ejemplo).

Los estudiantes de la ACES y Eloísa no se engañan con los “carteles con sonrisas” de la propaganda electoral cargada de los ofertones gastados y archiconocidos, ni con las elucubraciones teóricas de quienes pretenden comparar la situación del Chile de hoy con la del Chile de 1973 o con las condiciones de otros países de la región, para justificar la participación en los eventos electoreros que forman parte de la institucionalidad pinochetista.

No faltan quienes, tratando de caricaturizar el legítimo rechazo a participar del sistema electoral de la dictadura, recurren al gastado argumento de la “lucha armada”, devenida una especie de espantajo disuasivo, para mantener vigente el reformismo y el oportunismo como única salida posible.

Lo cierto es que el descrédito del actual sistema político, de las coaliciones que componen la llamada “clase política” y de las instituciones supuestamente representativas es algo más que evidente y no solo se refleja en las encuestas de opinión.

Hay una crisis de legitimidad que afecta a la institucionalidad que la dictadura impuso por la fuerza y el genocidio en Chile. Las contradicciones en el seno de las clases dominantes se han agudizado con el advenimiento de la administración ultraderechista de Piñera y el descontento social amplificado por las movilizaciones estudiantiles. Por una parte la concertación, que administró “exitosamente” el modelo de Pinochet durante 20 años para su propio provecho y para el provecho de los grandes empresarios, no acaba de despertar de la “pesadilla” de verse relegada a comparsa, y , por otra, la administración piñerista no acierta a comprender como, haciendo lo prácticamente lo mismo que la concertación y mintiendo de la misma manera, encuentra más obstáculos en su aceptación por parte de la ciudadanía.

Hay una amenaza en el horizonte, una amenaza que es mas real que las “caras sonrientes” en los carteles que ofrecen las variopintas “alternativas” y “cambios” en el caso de obtener alguna poltrona edilicia o una concejalía. Esa amenaza es la agudización de la crisis de legitimidad y viene de la mano de la ACES y su vocera que cuestionan directamente los procesos electoreros que se aproximan. En particular el llamado a la “funa” bajo la campaña “Yo no presto el voto”.

La actual institucionalidad chilena NO es el producto de las luchas del pueblo, muy por el contrario, es el resultado de una componenda con la dictadura para conservar los privilegios reconquistados por los sectores mas reaccionarios del país, mediante la sedición golpista y la violación sistemática de los derechos humanos elementales durante 17 años.

No se puede comparar, por lo tanto, con el proceso que llevó a Salvador Allende a la Presidencia de la República en 1970. En ese entonces sí que era cierto que la institucionalidad de esa democracia, aunque burguesa e imperfecta, respondía a un largo y sacrificado camino recorrido por el pueblo para arrancarle derechos a los sectores más recalcitrantes del poder capitalista.

Un estrategia de cambios revolucionarios deficiente no opaca la pertinencia y efectividad de la táctica empleada por los sectores populares, pero señala los límites de su capacidad de éxito.

A pesar de todo eso, los últimos actos de nuestro compañero Presidente con vida nos dan el ejemplo claro de cómo enfrentar una tal situación.

Colocado en un trance histórico excepcional, el Presidente Allende no reconoció jamás la legitimidad de los sediciosos. Combatió a balazos a los bandidos golpistas desde su puesto de trabajo y de resistencia y no rindió ni su cargo ni la responsabilidad que había recibido del mandato popular a los enemigos del Pueblo.

La institucionalidad bastarda que hoy rige en Chile tiene una falla de origen, marcada con la sangre del Presidente de la República y la de los miles de víctimas de la tiranía.

¿Qué haría el Presidente Allende si hoy estuviera con vida? La respuesta ya la dio él mismo el 11 de septiembre de 1973, espetando a las hordas golpistas: “El Presidente no se rinde”. Hoy tenemos la inmensa fortuna de ver y de conocer los rostros de los jóvenes que han tomado ese legado que ya tiene casi 40 años.

Los procesos de profundización democrática que hoy viven algunos pueblos de nuestro continente, tampoco aplican como modelos o justificaciones. En Venezuela no fue la cara sonriente en un cartel ni los ofertones electorales del Comandante Hugo Chávez los que lo catapultaron al protagonismo político de primera línea. Fueron el fallido intento de golpe de estado contra las administraciones corruptas en 1992 y los dos años de cárcel, las credenciales que el pueblo venezolano tomó en cuenta para confiar en Hugo Chávez Frías.
En Bolivia, los levantamientos de los pueblos originarios fueron los que hicieron saltar la institucionalidad burguesa podrida y posibilitaron el triunfo electoral de Evo.

Tienen razón los estudiantes de la ACES. Estas elecciones y cualquiera en los marcos de la Constitución de Pinochet, no sirven a los intereses de las grandes mayorías. Solo les sirven a los sectores que han dictado sus reglas y a aquellos que también quieren profitar de ellas.

La cooptación económica del sistema también pasa por las estructuras municipales. Los alcaldes y concejales reciben una migaja bastante suculenta del estado y, con el perdón de aquellos compañeros que van de candidatos y que sí son honestos, nada nos asegura que los elegidos no vayan a hacer todo lo posible por conservar su “pega”.

El llamado a la campaña “yo no presto el voto” está en la dirección de cuestionar la legitimidad del sistema impuesto por la dictadura en su TOTALIDAD y con todas sus consecuencias, entre las que deben contarse la refundación institucional de Chile vía una Asamblea Constituyente Popular.


Por una democracia limpia para Chile. 

¡¡YO NO PRESTO EL VOTO!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Viaje por la Memoria Historica de Ñuble

Dia de los DDHH en Chillan

Viaje por la Memoria de los Caidos