29 DE MARZO
A 30 años: articulando las luchas, construimos
referencias
Por:
Abner Vega Cabrera
Hace 30 años, el
29 de marzo de 1985, el Estado chileno asesinó (a través de agentes de la
Dictadura Militar) a Eduardo y Rafael Vergara Toledo. En los años siguientes,
las organizaciones populares instauraron el 29 de marzo como el Día del/de la
Joven Combatiente en conmemoración (con memoria) de una generación de jóvenes
que no ahorraron esfuerzos en la lucha por un mundo más humano.
Desde entonces, cada 29 de marzo, una parte de nuestro
pueblo, ponemos en acción diferentes mecanismos para convocar a las más
diversas expresiones de combate. Campeonatos de futbol, murales, marchas,
lucha callejera, actos político - culturales, charlas, seminarios y un largo etc.,
forman parte del repertorio de actividades de homenaje a los/as jóvenes combatientes de todos los tiempos. Se genera así una maravillosa oportunidad, para la franja o segmento revolucionario
de la izquierda, de impulsar relaciones políticas, encuentros, asambleas, coordinaciones, alianzas, etc., en función de realizar acciones conmemorativas unitarias.
Pero esta oportunidad para
avanzar en la urgente unidad de esta franja, nos pone frente a una dificultad
obvia, en el sentido que la unidad no se
decreta, sino que se teje con infinita paciencia.
La urgencia tiene que ver con la
necesidad de ser más efectivos/as en ganar
conciencias para la realización de los cambios estructurales
que requiere la injusta y desigual sociedad que nos ha tocado vivir y sufrir. O
sea, ser efectivos en las mismas tareas que dejaron pendientes los/as
luchadores/as que ya no están físicamente con nosotros/as.
Y la pelota está en nuestro lado de la cancha; no son los ricos ni sus representantes,
quienes generarán las condiciones para irnos
transformando en una opción creíble para el conjunto del pueblo. La gente ya no cree en la derecha, en
el centro, ni en la izquierda tradicional; los pentagate, davalazos y desfalcos
de tipo Arcis, han ido cavado las tumbas de todas leas expresiones políticas que le hacen el juego a la “gobernabilidad” del sistema capitalista.
Es a nosotros/as, jóvenes o adultos combatientes de hoy, a quienes nos tocó legitimar las referencias simbólicas, estéticas, valóricas, organizativas, teóricas, políticas, de autodefensa, de autogestión, artísticos y un largo etc., frente a
aquellos/as que, siendo parte del pueblo explotado, prefieren mantenerse
indiferentes a la acción colectiva liberadora.
Una de las áreas en que podemos construir referencias es en la memoria histórica, en el recuerdo, en tanto pueblo, de cómo hemos llegado a ser lo que somos. Porque la historia siempre tiene
más de una interpretación. La memoria histórica, por tanto, es un campo de disputa ideológica, es un campo de disputa de referencias. Están las versiones oficiales de la historia y están las sub-versiones de ésta.
Para la franja revolucionaria de
la izquierda, los símbolos asociados a la memoria
histórica deben ser importantes. No
podemos ser una opción de futuro dando la espalda a
nuestro pasado; tenemos que hacernos cargo de este, con todos sus actos de heroísmo, pero también con todas sus traiciones, con todos
sus triunfos y derrotas y con todos sus aciertos y errores.
En los últimos años, los diarios fascistas se han
referido al 29 como día del joven delincuente. Al
hacer esto, están instalando un simbolismo respecto
de una parte de nuestra historia, que se transforma en referente para el pueblo.
Entonces, esta es una batalla
que no podemos abandonar, debemos rescatar la memoria de lucha como un
patrimonio del conjunto del pueblo. Debemos
defender nuestra sub – versión de la historia, debemos defender nuestros símbolos y lo debemos hacer articulando los esfuerzos.
La franja revolucionaria de la
izquierda, se debe diferenciar del “neo-reformismo”, de aquellas apuestas que han
ido poniendo todo lo acumulado en función de aventuras electoreras, pero
también se debe diferenciar de la conmemoración que provoca violencia por la
violencia, fuera de contexto. Debemos resituar la conmemoración en el marco de la
lucha por las demandas populares.
Emprender
esta tarea política de manera articulada, nos permite dar un pequeño paso hacia
el horizonte de la unidad. Es una oportunidad de tensar nuestras capacidades de
intervención política conjunta, mostrando una referencia al conjunto del
pueblo. Este será nuestro mejor homenaje a los/as combatientes del pueblo.
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