INQUIETANDO DESDE EL MARGEN, FRENTE A UNA NUEVA CONMEMORACIÓN DEL DÍA DE LOS/AS TRABAJADORES/AS.
El
primero de mayo de 1886, los/as trabajadores/as de Estados Unidos se lanzaron a
la lucha por sus derechos y contra el abuso de los patrones, convocados a "¡Un
día de rebelión, no de descanso! (...) Un día en que con tremenda fuerza la
unidad del ejército de los trabajadores se moviliza contra los que hoy dominan
el destino de los pueblos de toda nación. Un día de protesta contra la opresión
y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo”,
Por eso,
hoy primero de mayo de 2017, cuando se cumple un año más de estas luchas, es un
buen momento para preguntarnos por las actuales condiciones de vida de los/as
trabajadores/as y el pueblo pobre en general.
Lo
primero que tenemos que reconocer es que NO es cierto que tengamos suficientes
diagnósticos de la realidad político - social chilena. Si bien hay bastante
información de la colusión empresarial para subir los precios de los
productos, del financiamiento empresarial a políticos/as de todos los colores,
de la corrupción, de los robos de dineros de las arcas del Estado, o de la
represión contra quienes nos atrevemos a reclamar. Sin ir más lejos, en el mes
de abril entró en vigencia la nueva ley laboral que claramente favorece a los
intereses del empresariado; pero además, tanto los/as empresarios/as como el gobierno
han cerrado filas en contra de las reivindicaciones de los/as trabajadores/as, es
lo que ha sucedido con el escuálido aumento de un 3,2% en el sueldo del sector
público, o el 2% en Sodimac, o la situación extrema de minera La Escondida, que
prefirió dejar de ganar varios millones, antes que ceder a las demandas de sus
trabajadores/as.
Sin
embargo, todos estos análisis se refieren al comportamiento de la elite, a
los/as dueños/as del poder y la riqueza. Por tanto, lo que nos falta analizar de
verdad, es qué pasa con nosotros/as, con la clase trabajadora y el conjunto del
pueblo y esto es fundamental para definir nuestras respuestas frente al bloque
dominante.
Es verdad
que una franja de nuestro pueblo ha salido del servilismo y la sumisión
humillante de la ideología neoliberal, pero incluso esta franja, sigue
mostrando mucha pasividad y comodidad, si es convocada a marchar, marcha, pero
si no, se queda en el reclamo individual sin consecuencias; pero lo peor es
que aún hay un gran segmento de nuestro pueblo que vive dócilmente en la
resignación.
Todas
estas situaciones se deben a las leyes vigentes, pero también a la debilidad de
las organizaciones y en especial, las del movimiento sindical chileno, encabezado
por muchos/as dirigentes vendidos/as al gobierno y, por tanto, al empresariado.
Frente a estos
desafíos es necesario intensificar las diversas formas de difusión de
información, que colabore a que los más amplios sectores de nuestro pueblo
sientan y tomen conciencia de su condición de explotados/as y dominados/as,
pero sobretodo, es necesario construir referentes de que es posible, necesario
y urgente organizar la vida al margen de los humillantes antivalores del
sistema. Al mismo tiempo, para la franja que ya se sacudió el yugo y levantó la
cabeza, debemos continuar desarrollando espacios de autoeducación, que les
convenza de la necesidad de organizarse, que unifique las demandas y les
permita desarrollar toda la iniciativa y protagonismo popular colectivo; por su
lado, los/as trabajadores/as necesitamos poner todas nuestras energías en la
reconstrucción de un sindicalismo clasista, incorporando a los diferentes sectores
de trabajadores/as que hoy día no están organizados/as.
Pero la
tarea más pesada es para las organizaciones que nos definimos anticapitalistas,
quienes debemos desarrollar una mirada más global y al menos de mediano plazo,
que nos posibilite avanzar en un tipo de unidad construida en torno a ciertos
ejes de demandas, por ejemplo, la SEGURIDAD SOCIAL, esos derechos básicos que
han sido transformados en negocios y que un importante porcentaje de
chilenos/as hemos descubierto que son una descarada estafa y hemos dicho
¡basta!.
La
seguridad social pasa por rescatar el alimento, el agua y el conjunto del medio
ambiente, que nos pertenecen a todos/as, de las manos del puñado de familias
que se han hecho millonarias dedicándose a la plantación de pino y eucaliptus,
en vez de producir alimentos; y estas plantaciones, lo único que han provocado
es escasez de agua e incendios forestales. El pueblo mapuche, viene luchando
hace mucho tiempo contra esta realidad y por eso un alto porcentaje de la
población sigue apoyando la causa mapuche.
Seguridad
social, es también el derecho a una vivienda digna; a una educación de
excelencia, pública, gratuita y con control comunitario; a una salud realmente
al alcance de todos/as. Pero hoy, sobretodo, pasa por recuperar la
administración de nuestros ahorros para la jubilación, en manos de los/as
negociantes desalmados dueños/as de las AFP.
Frente a
este panorama, ya no caben las candidaturas testimoniales de una izquierda
desteñida, ni los llamados a la abstención. Pero tampoco las marchas han servido
mucho, así que debemos ir a la disputa del carácter de las movilizaciones:
avanzar de las marchas “lúdicas”, que no hacen daño a nadie, a verdaderas
protestas populares, partiendo por articular bloques de la izquierda
anticapitalista en las marchas, recuperar los caceroleos y los cortes de
tránsito.
Pero debemos
reconocer que la lucha no empieza en el presente, tiene mucha historia, sacrificios
y entrega en diferentes periodos históricos. Es necesario nutrirse de ese
acumulado histórico, pero también es necesaria la creación e imaginación en las
nuevas condiciones de nuestro país. Con solidaridad, unidad, organización y movilización
es posible avanzar en la reconstrucción de un sindicalismo clasista haciendo
honor y un justo homenaje a Luis Emilio Recabarren, a Clotario Blest y a todos/as
los/as luchadores/as y mártires de los/as trabajadores/as de Chicago, de Chile
y de todo el mundo.
Chile, 1
de mayo de 2017
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