sábado, 17 de marzo de 2012

Saludo desde Estocolmo (Suecia) por el Dia Internacional de la Mujer


A principios del siglo veinte, en la ciudad de nueva York, las mujeres obreras realizan grandes  jornadas de lucha reclamando mejores salarios y recorte de la jornada laboral. Estas luchas, como todas, significaron grandes sacrificios para las trabajadoras, cientos de las cuales ofrendaron sus vidas en una fábrica que fue incendiada por la patronal. En base a estos antecedentes, la socialista alemana Clara  Zetkin, en 1910, propone en la segunta internacional de mujeres socialistas, el señalamiento de un día en que se pueda rendir homenaje a la mujer trabajadora. Como siempre, los organismos burocráticos, en este caso, Naciones Unidas, tardó decenas de años para que por fin reconociera en 1977, el 8 de marzo como DÍA INTERNACIONALDE LA MUJER TRABAJADORA.

Queremos recordarles que la participación de la mujer en las luchas en favor del pueblo y la clase trabajadora, no se inicia a principios del siglo veinte. En el caso concreto de nosotras las latinoamericanas, muchas son las mujeres que vienen luchando desde los años 1700 hasta nuestros días. Lucharon contra los imperios español e inglés y ahora, siguen luchando contra el imperio norteamericano. Las mujeres latinoamericanas, hasta con las armas en la mano, se han enfrentado a las fuerzas colonialistas, a los patrones, a los dictadores y toda clase de enemigos del pueblo y de la clase trabajadora. Por ello, en un día como este, tenemos la obligación de recordar a Micaela Bastidas, Juana Azurduy, Manuela Gandarillas y muchas más.

Gracias a la lucha de éstas y otras tantas grandes mujeres, durante los últimos años hemos conseguido importantes mejoras en lo económico, político y sobre todo, en el respeto a nuestros derechos como seres humanos.

Estamos logrando romper el cerco de la casa como único centro laboral, donde las mujeres trabajan sin derechos, sin horario y sin sueldo. Estamos demostrando que nosotras, también podemos trabajar en otras áreas, ganar nuestros propios salarios y participar directamente en las decisiones económicas en el seno de nuestras familias. Este paso, para nosotras, es un paso más hacia nuestra libertad e independencia. Nadie,usará mas, el factor económico para obligarnos a hacer cosas que nosotras no queremos ni mucho menos tolerar abuso alguno.Sin embargo hoy día la mujer que trabaja fuera del hogar, sufre a la par de su pareja, la explotación económica a la que el sistema capitalista somete a la clase trabajadora

Como siempre y desde siempre, las mujeres a través, fundamentalmente de nuestras luchas, hemos ido logrando  el derecho a elegir y ser elegidas, a debatir los problemas serios que enfrenta la clase trabajadora y las grandes mayorías populares, a ocupar distintos  cargos políticos y,hasta la misma presidencia de la república si hace falta. Las mujeres, al mismo tiempo que recordamos que todavía hay en el mundo millones de mujeres marginadas del quehacer político, debemos recordar y tomar como referentes, a todas aquellas mujeres que, en defensa de sus ideales y sus derechos han sido torturadas, encarceladas, expatriadas, perseguidas y hasta asesinadas.

Las legislaciones en la gran mayoría de los países del mundo, nos reconocen  tantos derechos como a los hombres pero, en la practica, estas no se cumplen. Seguimos siendo segregadas en muchos terrenos. Por el mismo trabajo, no nos remuneran a las mujeres igual que a los hombres. A pesar de nuestra capacidad demostrada, se nos cierra el paso para ocupar cargos de importancia tanto en las dependencias públicas como privadas. En fin, aunque en menor medida, seguimos siendo perjudicadas por la cultura machista, responsable directa de que el mayor porcentaje de analfabetos sigan siendo mujeres y de que miles de hombres sigan maltratando física y psíquicamente a las mujeres dentro de la más completa impunidad. Por otro lado tampoco existen leyes que favorezcan al núcleo familiar, en el sentido de entregar la posibilidad de participación plena al goce de la paternidad en los hogares.

Ya nadie puede dudar de nuestra valía y nuestras capacidades, por lo tanto, lo que debemos hacer ahora, es seguir luchando en contra  de los prejuicios y en contra del machismo,hombres y mujeres ,para que un día no lejano, dejemos de luchar por metas específicas del género femenino y concentremos todas  nuestras fuerzas, en la lucha contra el capitalismo neoliberal que nos viene exterminando por igual a hombres y mujeres. No podemos seguir permitiendo que las grandes empresas transnacionales sigan acumulando fortunas en base a la miseria de las grandes mayorías. No podemos ni debemos permanecer indiferentes ante la invasión de los pueblos por parte de Estados Unidos y sus aliados que lo único que quieren es apropiarse de sus recursos naturales. No podemos permitir que el gobierno del pinochetista Piñera siga aumentando las ganacias de las empresas cupríferas a costa del empobrecimiento del pueblo chileno. En los años 60, cuando el cobre era del pueblo , la explotación de 500 mil toneladas le permitía al gobierno mantener la gratuidad de la enseñanza, la salud y otros servicios sociales. Sería lógico pensar que ahora que se explotan 5 millones 300 mil toneladas , el pueblo chileno tendría un mejor nivel de vida pero, esto no es así porque, la dictadura entregó las dos terceras partes del cobre a las transnacionales y los gobiernos de la Concertación a partir de los años 90 teminaron, prácticamente, regalando nuestro cobre  a las empresas extranjeras y a espaldas de pueblo de Chile. En el año 2011, mientras las transnacionales se embolsaban 35 mil millones de dólares, el lacayo Piñera ofrecía la ridícula suma de 3 millones y medio para solucionar el problema de la educación, cada vez más alejada de los hijos del pueblo.

Las mujeres, hemos sido explotadas, maltratadas y marginadas pero, nunca débiles ni incapaces. La historia mundial en general y la latinoamericana en particular, está sembrada de ejemplos anónimos de mujeres que han dado su vida en la lucha libertaria. La historia espera por nosotras.Espera por la lucha conjunta de mujeres y hombres. Pues desde aquí les decimos, que estaremos en todas las trincheras de lucha por la construcción de una nueva sociedad donde no tengamos que presenciar más guerras, más abusos y más niños muriendose de hambre.

Muchas gracias.


Estocolmo, 9 de marzo del 2012.  

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